Patrona
de Viedma
Lo que dice la historia de esta advocación
Hace más de
setecientos años los mahometanos habían conquistado más de la mitad de España.
También en esta época el mar Mediterráneo estaba infestado de
corsarios que tan pronto abordaban los barcos como desembarcaban en las costas,
incendiando campos y caseríos y aprisionando a los habitantes.
Los hijos del Islam
encarcelaban a miles y miles de cristianos; a muchos de los cuales vendían como
esclavos, mientras que otros morían.
El pueblo invocó
fervorosamente la ayuda de la Madre de Dios, y en la noche del 1º
de agosto de 1218 ella se presentó a San Pedro Nolasco dándole la misión de
fundar una nueva orden para el rescate de los cautivos cristianos, y así fueron
muchísimos los prisioneros que alcanzaron la libertad; se calcula que alrededor
de trescientos mil. Unos tres mil religiosos murieron mártires en el
cumplimiento de su misión.
Oficialmente, la
orden se creó el 10 de agosto de 1218 en la catedral de Barcelona,
ante el altar de Santa Eulalia y en honor de nuestra Señora la llamaron Santa
María de las Mercedes, añadiéndole "para la redención de cautivos".
Los religiosos,
además de los votos comunes de obediencia, pobreza y castidad, asumían un
cuarto voto, por el cual se obligaban a quedarse como rehenes en poder de los
infieles y dar la vida si fuese necesario para lograr la libertad de aquellos
desdichados.
Esta fue una merced
hecha por la Virgen a los hombres y por eso se estableció tal festividad de
María con el título de las Mercedes. Su imagen que se venera en Barcelona en el
magnífico templo de su nombre, es la misma que colocó en su primer altar San
Pedro Nolasco.
Después de pasados
doce años de la fundación de la comunidad de Nuestra Señora de
la Merced, el Papa Gregorio IX dio indulgencias plenarias para sus
continuadores. Pablo V instituyo la fiesta de la advocación de la Virgen de la
Merced; Inocencio X extendió el culto de la festividad a toda España, y después
Inocencio XII, en 1696, a la Iglesia universal, apareciendo en el calendario
romano el 24 de setiembre. Su proyección en el plano espiritual
consiste en conocer, amar y servir a María, como Madre protectora y mediadora
de todas las gracias.
Uno de los títulos
y advocaciones con que se venera a la Madre de Dios, uno de los más conocidos
es el de Virgen de La Merced, vinculado a la Orden de La Merced.
Este título mariano
tiene su origen en la Edad Media, donde la palabra "merced" era de
uso corriente. En esa época, merced era un don gratuito y también significaba
misericordia, pero ejercida con los más pobres, necesitados y marginados de la
sociedad de entonces, que eran los cautivos cristianos en poder de los
musulmanes
La advocación de la
Virgen de la Merced quiere hacer presente en el misterio de la Iglesia la
misericordia maternal de María para con los que sufren cautiverio y se hallan
en peligro de perder su fe.
Desde 1218 María de
la Merced intercede por los cautivos privados de la libertad por fidelidad a la
Iglesia y al Papa, en todo en mundo, especialmente en Africa, India y China, y
pide rescatarlos por medio de la oración y la acción redentora.
La historia de esta Virgen está ligada a la llegada de los primeros sacerdotes
misioneros que llegaron a la vecina ciudad de Carmen de Patagones.
Hacia fines del siglo XIX, esta ciudad llevaba el nombre de su patrona Nuestra
Señora del Carmen, al igual que la situada en la margen norte del río
Negro.
Así, Viedma era conocida como Mercedes de Patagones, mientras que en frente estaba Carmen de Patagones, en honor a la Virgen del Carmen.
Así, Viedma era conocida como Mercedes de Patagones, mientras que en frente estaba Carmen de Patagones, en honor a la Virgen del Carmen.
El 24 de abril de 1880, Mons. Antonio
Espinosa redactó y promulgó el decreto de creación de la Parroquia. Lo hizo en
estos términos:
El P. Rizzo tomó posesión al día
siguiente, 25 de abril, y estuvo en su cargo seis meses. Luego regresó a
Italia. Lo reemplazó el P. Domingo Milanesio que recibió de parte del arzobispo
de Buenos
Aires el
nombramiento de párroco el 9 de octubre de 1880. Se hizo cargo el ulterior 12
de noviembre hasta abril de 1883.
El espaldarazo lo recibió también del propio
Don Bosco que en una carta de una carilla fechada en Turín el 31 de enero
de 1881, le dijo:
“… Tu ida a la Patagonia causó conmoción en la
Boca. Sin embargo, no se podía hacer a menos. Después de una caña se necesitaba
un buen bastón. Yo tengo plena confianza en ti y te encomiendo todos los días
en la santa misa…”
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