La Santísima Virgen le dijo a Conchita que habrá un AVISO, en el que todos en el mundo verán los pecados cometidos, lo que sufrió el Señor en la Pasión por ellos y las cosas buenas que hemos dejado de hacer.
Escribió que si o si va a ocurrir y que es "...para que el mundo se vaya enmendando. Y ese aviso es como un fin de los tiempos. Y que son los últimos avisos..." También escribió: "... Esto ya no la quita nadie de que venga. Es seguro. No sé el día ni nada de fecha".
Escribió que si o si va a ocurrir y que es "...para que el mundo se vaya enmendando. Y ese aviso es como un fin de los tiempos. Y que son los últimos avisos..." También escribió: "... Esto ya no la quita nadie de que venga. Es seguro. No sé el día ni nada de fecha".
Todos cometemos muchos pecados, que traen para nosotros y para otros, graves consecuencias. Por eso el alma debe reconocer, mediante un Examen profundo de Conciencia, lo que hizo mal o lo que dejó de hacer. Porque el alma se verá ante los ojos de Dios, tal cual es.
Luego del examen y con auténtico arrepentimiento, por todo lo cometido, acudir al Sacramento de la Confesión.
Cada vez que acudamos allí, decir todo, no guardarnos nada en el interior, aunque se pase un rato de vergüenza, porque no nos gusta quedar mal. Recordemos que es el mismo Cristo quien nos está escuchando. Él, es el que está representado en cada sacerdote. Es Él mismo, quien nos escucha, nos entiende y nos perdona.
No nos dejemos llevar por el enemigo, que lo único que desea es la perdición del alma. Por eso nunca escuchemos su voz, porque el mal engaña y confunde. Pidamos la ayuda de Nuestra Madre y la del Espíritu Santo, para desnudar nuestra alma ante el Señor y no quedarnos con nada que nos impida llegar a Él.