A eso de las seis de la tarde, las niñas iban subiendo por la calleja, cuando repentinamente cayeron de rodillas sobre las piedras, con los ojos fijos hacia arriba. En una luz brillante estaba una bellísima mujer, con un niño en sus brazos. A cada lado estaba un ángel, uno de los cuales reconocieron como el que las había estado visitando y a quien posteriormente identificaron como San Miguel Arcángel; el otro ángel era idéntico. A la derecha y a la altura de la cabeza de la Ssma Virgen, estaba un gran ojo, que ellas llamaron el Ojo de Dios.
Conchita la describe en su diario así:
"La Santísima Virgen se aparece en un vestido blanco con un manto azul y una corona de pequeñas estrellas. No se ven sus pies. Sus manos están totalmente abiertas, con el escapulario en la muñeca derecha. El escapulario del color café. Su pelo es largo, café oscuro y ondulado, dividido en el centro. Tiene una cara ovalada y su nariz es larga y delicada. Su boca es muy linda, con labios algo gruesos. Su voz es muy bella, una voz inusual que no puedo describir. No hay ninguna mujer que se parezca a la Santísima Virgen, en su voz ni en ninguna otra cosa".
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